Ser y Tiempo y Alicia en el País de las maravillas: el conejo del reloj como horizonte de sentido

Del profe Heidegger se ha dicho que su lectura es difícil porque su escritura es un galimatías velado por una sacerdotal opacidad. Yo no estoy de acuerdo con eso, sólo hay que prestar un poco de atención: basta con leerlo en clave de poesía, porque Heidegger era un verdadero poeta y el velo que recorre su corpus teórico es un estado de ensueño poético coloreando su genio.

"Ser y tiempo" es el estrepitoso y hermoso naufragio filosófico de Heidegger, en el que intentó develar el enigma del ser: "¿qué constuye el hecho de ser en el mundo con los otros?", que parece que está oculto tras las pesadeces del lenguaje, y toma como horizonte de sentido el tiempo, que obliga a ubicarnos en un terreno histórico, pues la muerte es una realidad que indica que hubo también un inicio y una colección de presentes entre medio. "Ser y tiempo" es un naufragio porque Heidegger no consigue terminarlo sin ahogarse en la espesura del lenguaje. Así, lo que podría parecer su propio fracaso es sólo una muestra de lo grandiosa de su obra, que se afirma y se niega a sí misma en un no-final abierto.

En "Ser y tiempo" el protagonista es el "Dasein" (del alemán, literalmente, "ser-ahí") es decir, nosotros mismos, los "entes ontológicos", que sin leerlo a Heidegger y sin hacer ontología (o no de forma elaborada o siquiera conciente) estamos arrojados en el mundo, sometidos al tiempo, conviviendo con otros y abiertos al enigma de nuestro ser-en-el-mundo (in-der-welt-sein). Me gusta pensar en Alicia, la de Lewis Carroll, el país de las maravillas y el espejo, como el Dasein arquetípico.

"Todo preguntar es una búsqueda. Todo buscar está guiado previamente por aquello que se busca" Así, Alicia persigue un horizonte temporal en forma de conejo blanco para aventurarse a un mundo abierto para ella (esta aperturidad al mundo Heidegger la llama erschlossenheit). En su espiralada caída al mundo de los disparates, es recibida constantemente por los das-man (los otros) de los que se distancia (abständigkeit) y que, insensibles a su autenticidad, la interpelan sobre su nombre propio. Pero ella se desprende de su nombre propio o de cuaquier posibilidad de identidad cerrada, porque el Dasein tiene la necesidad de actualizarse cada vez en el mundo: es la impermanencia del saber, la posibilidad múltiple, las tonterías, la extravagancia, pero estas extravagancias están siempre inscritar en un carácter estructural, que no define sólo el conejo blanco, sino el coestar con los demás (mitdasein), así, para Heidegger no hay un "yo propio", como pretendían las ingenuidades cartesianas, sino una alienación cotidiana.

El Dasein, Alicia, es fundador de mundos por excelencia, en un porvenir de conejo blanco que anticipa las posibilidades.

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